Pequeños componentes electrónicos se alinean en un palé, que un brazo de pinzas agarra con precisión. Lentamente al principio, coge velocidad después de la primera pasada. Primero, el robot sumerge los puntos de contacto en un fundente y luego, con ayuda de sensores, en estaño calentado a 400 grados con precisión milimétrica. Por último, las bobinas se colocan ordenadamente en una caja. Una vez en marcha, sólo se tardan unos 30 segundos por pieza electrónica.
La empresa familiar Arnold Electronic de Lichtenau, cerca de Chemnitz, tiene 43 empleados. Fabrica bobinas, transformadores y choques en diversos formatos: desde el tamaño de una uña hasta transformadores de 100 kilogramos de peso. El robot estañador, conocido cariñosamente como "Robby", forma parte del equipo desde hace aproximadamente un año y medio. Ha sido desarrollado en colaboración con el Instituto de Ingeniería Mecánica y de Plantas de Chemnitz (ICM). "Desde la idea hasta la realización pasaron unos cinco años", explica el Director de Producción, Ulrich Morawietz. En total, el sistema costó unos 120.000 euros.
El clúster de robótica impulsa la automatización en las pequeñas empresas
Aunque el uso de robots es habitual desde hace tiempo en las grandes empresas industriales con producción en serie, esta automatización suele suponer un gran obstáculo para las pequeñas empresas. No sólo por las inversiones que hay que realizar. A menudo se trata de la producción de pequeñas cantidades con gran complejidad, explica el jefe de ICM, Sebastian Ortmann.
"Pero en Sajonia hay una gran demanda", afirma el experto. Su instituto presta apoyo a empresas como Arnold Electronic y cuenta con un laboratorio real en el que se pueden ensayar distintos enfoques. "El objetivo principal es mantener y aumentar la creación de valor en la industria manufacturera de Sajonia". La robótica también podría ayudar a las empresas a contrarrestar la escasez de mano de obra cualificada, sobre todo en lo que respecta a los trabajos monótonos, para los que suele ser difícil encontrar empleados.
Para fomentar este tipo de automatización, desde este año existe "Robótica Sajonia", una red especial de investigación y empresas de Sajonia. Además del ICM, la gestionan el centro de innovación "Robot Valley" de Dresde y la asociación sajona de ingeniería mecánica Vemas. Según Ortmann, pertenecen a él unas 350 empresas.
¿Cómo puede ayudar la IA a las pequeñas empresas?
Además de la automatización mediante robots, el uso de la inteligencia artificial (IA) en las empresas también aumentará en el futuro. Ortmann observa que los empleados suelen tener menos reservas al respecto que con los robots. Esto se debe a que, por lo general, ya están familiarizados con la IA gracias a aplicaciones privadas como ChatGPT. La IA puede ayudar a simplificar procesos administrativos monótonos, explica el científico. Por ejemplo, la creación de protocolos de ensayo y documentación, pero también podría facilitar el trabajo previo a las ofertas.
Las últimas aplicaciones de la robótica y la IA para las pymes se iban a presentar en un denominado taller de proyectos este jueves en Chemnitz. Además del robot estañador de Lichtenau, el taller también se centrará en soluciones para los oficios cualificados, el uso de robots en el procesamiento de la madera y la inteligencia artificial para reconocer errores en la producción.
Aunque Arnold Electronic de Lichtenau apuesta por la robótica, muchos pasos de la producción siguen estando estrechamente ligados al trabajo manual. Por ejemplo, algunas piezas electrónicas se siguen estañando a mano, sobre todo cuando se trata de cantidades muy pequeñas y productos personalizados. Al fin y al cabo, según Morawietz, cada año se fabrican aquí entre 5.000 y 6.000 tipos diferentes de bobinas. Los hilos de cobre también se siguen bobinando de forma semiautomática en máquinas especiales sin ayuda de robots, pero al cuidado de empleados experimentados.
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