Hace cuatro años recibió un nuevo hígado, y hoy Paul Knüpfer compite en los Juegos Mundiales de Trasplantes de Dresde. A sus 34 años, compite con otros trasplantados en varios deportes -golf, tenis de mesa y fútbol- y el sábado aún le queda la carrera de 800 metros. "Estoy muy agradecido por poder vivir la vida que tengo", dice el oriundo de Dresde.
Es la primera vez que Knüpfer participa en los Juegos Mundiales de Trasplantes. Y por primera vez, los juegos se celebran en Alemania. Hasta el 24 de agosto, atletas trasplantados competirán en la capital sajona en un total de 17 deportes, entre ellos tenis, ciclismo, natación y atletismo. Participan unos 2.200 deportistas y ayudantes de 51 países, entre ellos más de 1.500 atletas trasplantados. Demostrarán de lo que son capaces las personas con un nuevo órgano.
Paul Knüpfer tenía diecisiete años cuando le diagnosticaron una enfermedad autoinmune. "Me descubrieron un anticuerpo, mis propias células estaban atacando el tejido de mi hígado". La enfermedad era imparable, le diagnosticaron cirrosis y finalmente carcinoma hepático. A una edad en la que otros jóvenes adultos están descubriendo el mundo, Knüpfer fue hospitalizado en repetidas ocasiones y tuvo que tomárselo con calma. Desde entonces, ha tenido que tomar medicación que suprime la actividad de su sistema inmunitario.
Hace seis años, el joven entró en la lista de espera -tras dos años de angustiosa espera, por fin llegó el momento en abril de 2021: la ansiada llamada se produjo a las tres de la madrugada- y Knüpfer recibió un nuevo trasplante de hígado. Fue como una redención, dice este hombre de 34 años. Se alegra de que todo saliera relativamente rápido. Muchos esperan más. Según el Ministerio de Sanidad, casi 400 personas esperaban un trasplante en Sajonia a finales de 2024.
"Estoy sano, me siento bien"
Hoy, Paul Knüpfer, que ahora vive en Pirna, dice: "Estoy sano, me siento bien". El trasplante ha cambiado su vida para mejor. Puede hacer deporte, viajar y ejercer el trabajo de sus sueños: enseñar música e historia. Para él, los Juegos Mundiales de Trasplantes no son una competición, subraya: "Es una gran oportunidad para dar las gracias a las personas que han decidido donar sus órganos".
"Estoy muy agradecido a la persona que lo ha hecho posible y a menudo pienso en ella", dice Paul Knüpfer sobre su donante desconocido. Intenta hacer justicia en cierta medida con su estilo de vida. Cree que se habla demasiado poco de la donación de órganos. Es un gran problema. "Gracias al órgano donado, este futuro es posible para mí y experimento mi vida de forma más consciente y agradecida que antes."
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