Es domingo, 9 de junio, y Sajonia está inmersa en plenas elecciones municipales y europeas. Pero mientras muchos ciudadanos ya han acudido al colegio electoral, siempre hay alguien que no se acuerda hasta las 6 de la tarde de que hoy es un día importante. Supongamos que nuestro protagonista de ficción se llama Klaus. Y Klaus tiene uno de esos días.
El día empieza inocentemente. Klaus duerme cómodamente y disfruta de un copioso desayuno a base de panecillos recién hechos y un latte macchiato que se prepara en casa. Después, se pierde en las interminables extensiones de su red social, hojeando vídeos de gatos y comentando las últimas fotos de vacaciones de sus amigos. El tiempo pasa volando.
Alrededor del mediodía, Klaus decide que es un buen día para dar un largo paseo por el parque. El sol brilla, los pájaros cantan y todo parece ir bien. Una visita espontánea a la heladería completa la tarde y, mientras disfruta de su helado de stracciatella, se reencuentra con viejos amigos del colegio. La breve charla se convierte en una invitación a una barbacoa.
A última hora de la tarde, Klaus regresa a casa y recuerda brevemente que, después de todo, había algo importante. Pero antes tiene que seguir viendo su serie favorita; al fin y al cabo, lleva toda la semana esperando para saber qué ocurre a continuación. Unos episodios más tarde, echa un vistazo al reloj y ve: 17.45 horas. Y entonces se acuerda: ¡las elecciones!
Se desata el pánico. Klaus se pone los primeros pantalones que encuentra y sale corriendo. Mientras corre hacia la urna, piensa en todas las pequeñas cosas que le han retrasado hoy:
- Desayuno: seguro que podría haberse hecho antes. Pero, ¿quién puede resistirse a unos panecillos recién hechos y a un latte macchiato perfectamente espumoso?
- El paseo por el parque: un poco de ejercicio y aire fresco son importantes después de todo. Y el helado... Bueno, la vida es demasiado corta para perderse un helado.
- Reunirse con viejos amigos: Nunca se sabe cuándo volverás a verlos. Y una barbacoa espontánea también es una buena actividad de domingo.
- La serie: En realidad no es importante en absoluto, pero ¿cómo podría perderse el giro dramático del que todo el mundo hablará mañana de todos modos?
Klaus corre, jadea y finalmente se arrastra hasta el colegio electoral a las 18.05, sólo para descubrir que ya está cerrado. Las elecciones han terminado y Klaus no ha depositado su voto.
¿Por qué es tan importante votar ese día? A diferencia de un café con leche, un paseo o incluso una barbacoa, no se puede posponer el voto. Sólo hay una franja horaria para votar. Si no lo haces, tendrás que esperar otros años para volver a influir en el panorama político. Por eso, un verdadero demócrata planifica con antelación su voto, o ya lo ha hecho por correo.
Así que Klaus se planta ante el colegio electoral cerrado y promete organizarse mejor la próxima vez. Al fin y al cabo, hoy ha aprendido que todo se puede aplazar, menos votar. De acuerdo, y quizás el final de la próxima temporada de su serie favorita.
