"Era una cantidad enorme y pensé: Oh Señor, espero poder con todo", dice Christina Koenig. En su galería Himmlisch de Meissen cuelgan unas 200 agarraderas. Flores y ranas, reliquias y piezas de colores neón. "Hay piezas realmente virtuosas", dice esta mujer de 67 años.
En marzo, la escultora y autora de libros infantiles hizo un llamamiento. Poco a poco fueron llegando más y más agarraderas, en su mayoría de mujeres de Meissen. "Me acompaña un hombre simbólico", dice Koenig. Desde noviembre, las agarraderas cuelgan en su galería de Meissen, clasificadas por temas y colores.
Una agarradera erótica
"Incluso tengo una agarradera erótica", dice Koenig y se ríe. Una mujer de Meissen la tejió a ganchillo especialmente para la exposición, con forma de corazón. En ella está la flecha de un símbolo de Marte (signo de masculinidad) apuntando hacia la abertura del espejo de un símbolo de Venus (signo de feminidad). "Me tiré", dice Koenig.
Y la exposición de agarraderas es un éxito: "Creo que es la exposición especial más visitada hasta ahora", dice Koenig. Una vez al año, organiza una exposición especial de este tipo sobre un tema concreto, con la participación del público.
"El calor es importante"
¿Pero por qué agarraderas? Koenig dice que siempre le han gustado estos prácticos ayudantes de cocina. Y son un antídoto contra la frialdad del mundo. Viejos recuerdos, el olor de la comida en la cocina, tu propia abuela... eso es lo que la gente asocia con los guantes de cocina, conjetura Koenig. "El calor es importante".
Algunas de las agarraderas aún pueden adquirirse en la galería hasta el 20 de diciembre por un donativo. Muchas ya se han reservado. Y algunas son tan especiales que a Koenig le gustaría devolverlas.
Copyright 2025, dpa (www.dpa.de). Todos los derechos reservados